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La Dieta Secreta

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lunes, 30 de junio de 2008

¿Mi Profesión?


Meses atrás, cuando recogía a los niños del colegio, otra madre a la que conocía bastante bien, se me acercó. Estaba muy indignada. “¿Sabes lo que tú y yo somos?” me preguntó.

Antes de que yo pudiera darle una respuesta, la cual la verdad no sabía yo cuál era, ella me empezó a contar la razón por la cual me hizo esa pregunta.

Parece que recién venía de renovar su licencia de conducir en la oficina de tránsito. Cuando la oficial que tomaba los datos, le preguntó cuál era su ocupación, ella no supo qué responder. Al percatarse de esto, la oficial que tomaba los datos le dijo: “A lo que me refiero, explicó la oficial, ¿es a si usted trabaja o es simplemente una …?” “Claro que tengo un trabajo, le contestó, soy una mamá”.

La oficial respondió: “No ponemos mamá como opción, vamos a ponerle ama de casa. “Fue la respuesta enfática de la oficial.

Yo había olvidado por completo la historia, hasta que un día me pasó exactamente lo mismo. La funcionaria era obviamente una mujer de carrera, eficiente, de mucha postura, y tenía un título muy despampanante que decía “Interrogadora Oficial”. “¿Cuál es su ocupación?” me preguntó ella.

Le respondí: “Soy una Investigadora Asociada en el campo del Desarrollo Infantil y Relaciones Humanas.”¿Qué me hizo contestarle esto? No lo sé. Las palabras simplemente salieron de mi boca. “La funcionaria se detuvo, el bolígrafo quedó congelado en el aire, y me miró como si no hubiese escuchado bien. Repetí el título lentamente, haciendo énfasis en las palabras más importantes. Luego, observé asombrada cómo mi pomposo anuncio era escrito en tinta negra en el cuestionario oficial.

“Me permite preguntarle, dijo la funcionaria, con un aire de interés, ¿qué es exactamente lo que hace usted en este campo de investigación?” Con voz calmada y pausada, contesté: “Tengo un programa continuo de investigación (qué madre no lo tiene) en el laboratorio y en el campo (normalmente me hubiera referido a lo anterior como adentro y afuera).
Estoy trabajando para mi maestría (la familia completa) y ya tengo cuatro créditos (todas mis hijas). Por supuesto que el trabajo es uno de los que mayor demanda tiene en el campo de humanidades (¿alguna madre está en desacuerdo?) y usualmente trabajo 14 horas diarias (en realidad como 24).

Pero el trabajo tiene muchos más retos que cualquier trabajo sencillo, y la remuneración es más que solamente económica, también están ligadas al área de la satisfacción personal”. Se podía sentir una creciente nota de respeto en la voz de la funcionaria, mientras completaba el formulario.

Una vez terminado el proceso, se levantó de la silla y personalmente me acompañó a la puerta. Al llegar a casa, emocionada por mi nueva carrera profesional, salieron a recibirme tres de mis asociadas del laboratorio, de 13, 7, y 3 años de edad. Arriba yo podía escuchar a nuestro nuevo modelo experimental en el programa de desarrollo infantil (de 6 meses de edad), probando un nuevo programa de patrón en vocalización. ¡Me sentí triunfante! ¡Le había ganado a la burocracia! Había entrado en los registros oficiales como una persona más distinguida e indispensable para la humanidad que sólo: “una madre más”

La maternidad… carrera más gloriosa. Especialmente cuando no se tiene un título en la puerta.

La Sopa De Piedras


Hubo una vez, hace muchos años, un país que acababa de pasar una guerra muy dura. Como ya es sabido las guerras traen consigo rencores, envidias, muchos problemas, muchos muertos y mucha hambre. La gente no puede sembrar, ni segar, no hay harina ni pan.

Cuando este país acabó la guerra y estaba destrozado, llegó a un pueblecito un soldado agotado, harapiento y muerto de hambre. Era muy alto y delgado. Hambriento llegó a una casa, llamó a la puerta y cuando vio a la dueña le dijo:

-Señora, ¿No tenéis un pedazo de pan para un soldado que viene muerto de hambre de la guerra?

Y la mujer le mira de arriba a bajo y responde: Pero, ¿Estás loco? ¿No sabes que no hay pan, que no tenemos nada? ¡Cómo te atreves! Y a golpes y a patadas lo sacó fuera de la casa.

Pobre soldado. Prueba fortuna en una y otra casa, haciendo la misma petición y recibiendo a cambio peor respuesta y peor trato.

El soldado casi desfallecido, no se dio por vencido. Cruzó el pueblo de cabo a rabo y llegó al final, donde estaba el lavadero público. Halló unas cuantas muchachas y les dijo:¡ Muchachas! ¿No habéis probado nunca la sopa de piedras que hago?

Las muchachas se mofaron de él diciendo:¿Una sopa de piedras? No hay duda de que estás loco.

Pero había unos niños que estaban espiando y se acercaron al soldado cuando éste se marchaba decepcionado.

-Soldado, ¿te podemos ayudar? Le dijeron. ¡Claro que sí! Necesito una olla muy grande, un puñado de piedras, agua y leña para hacer el fuego.

Rápidamente los chiquillos fueron a buscar lo que el soldado había pedido. Encienden el fuego, ponen la ola, la llenan de agua, lavan muy bien las piedras y las echan hasta que el agua comenzó a hervir.

-” ¿Podemos probar la sopa?” preguntan impacientes los chiquillos.

-¡Calma, calma!. El soldado la probó y dijo: Mm… ¡ Qué buena, pero le falta una pizquita de sal!

-En mi casa tengo sal -dijo un niño. Y salió a por ella. La trajo y el soldado la echó en la olla. Al poco tiempo volvió a probar la sopa y dijo: Mm… ¡qué rica! Pero le falta un poco de tomate.

Y un niño que se llamaba Luis fue a su casa a buscar unos tomates, y los trajo enseguida. En un periquete los niños fueron trayendo cosillas: patatas, lechuga, arroz y hasta un trozo de pollo. La olla se llenó, el soldado removió una y otra vez la sopa hasta que de nuevo la probó y dijo: Mm… es la mejor sopa de piedras que he hecho en toda mi vida. ¡Venga, venga, id a avisar a toda la gente del pueblo que venga a comer! ¡Hay para todos! ¡Que traigan platos y cucharas!

Repartió la sopa. Hubo para todos los del pueblo que avergonzados reconocieron que, si bien era verdad que no tenían pan, juntos podían tener comida para todos. Y desde aquel día, gracias al soldado hambriento aprendieron a compartir lo que tenían.

Jesús dijo: “Mas bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35)

Así como el hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por mucho” (Mateo 20:28).
“Amaos unos a otros con amor fraternal” Romanos 12:10

sábado, 28 de junio de 2008

El Relojito


Un relojito que acababa de ser terminado por el relojero, fue puesto en una repisa en la bodega, junto a dos relojes mayores que estaban muy ocupados marcando los segundos con su tic tac.

-Bien- dijo uno de los relojes al recién llegado-. De modo que te has iniciado en este trabajo.

Lo siento por ti. Ahora estás dando tu tic tac con mucho entusiasmo, pero ya te cansarás cuando hayas marcado treinta y tres millones de tic tacs.

-¡Treinta y tres millones de tic tacs!- dijo asustado el relojito- ¡Yo jamás podré hacer eso!

E inmediatamente se detuvo desesperado.

-No seas necio- le dijo el otro reloj en ese momento-. ¿Por qué prestas oídos a tales palabras? La cosa no es así.

Lo único que tienes que hacer, es dar un tic tac en este momento. Eso es fácil, ¿verdad? En seguida das otro, lo que es tan fácil como el anterior, y así sucesivamente.

-¡Ah! Eso es todo -gritó el relojito-, se hace fácilmente, así que ¡aquí voy!

Y comenzó con nuevo entusiasmo a hacer un tic tac a la vez sin pensar en los meses, ni en los millones.

Al final de un año, había hecho 33, 000,000 de vibraciones sin darse cuenta de ello.

¡Ojalá las personas quisieran vivir solamente el momento que les corresponde y no el año completo!

En el Padre Nuestro se pide por el día. "Basta al día su afán", dice el Señor. Y la promesa que no se ha agotado en cuatro mil años dice: "Como tus días será tu fortaleza."

¿Por qué te afanas hoy por el mañana? Tu corazón hoy llenas de pesar. Conoce tus pruebas, Tus cargas Él lleva; Si Dios tiene cuidado de las aves, De ti sin duda ha de cuidar.


Por tanto os digo: No os afanéis por vuestras vidas, Mateo 6:25

viernes, 27 de junio de 2008

Pancakes


El pequeño Luis, de seis años, decidió una mañana prepararle "pancakes" a sus papás para desayunar. Encontró un gran tazón y una cuchara, acercó una silla a la mesa, y trató de alzar el pesado paquete de harina para abrirlo.

La mitad del paquete quedó desparramada entre la mesa, la silla y el suelo. Tomó toda la que pudo con sus manitas y la puso dentro del tazón, después le puso un poco de leche y azúcar, haciendo una mezcla pegajosa que empezaba a chorrear por los bordes. Además había ya pequeñas huellas de harina por toda la cocina, dejadas por él y su perrito.

Luis estaba totalmente cubierto con harina, y estaba empezando a frustrarse. Él quería darle una sorpresa a sus papás haciendo algo muy bueno, pero todo le estaba saliendo al revés. No sabía qué más había que agregar a la pasta, o si había que hornear los "pancakes", pues ni siquiera sabía cómo usar el horno.

Cuando miró otra vez la mesa, su perrito estaba lamiendo el tazón, por lo que corrió a apartarlo de la mesa, pero por accidente derramó la botella de leche y además se quebraron unos huevos que había sobre la mesa al caer al suelo. Intentó agacharse para limpiar, pero se resbaló y quedó con toda su pijama pegajosa, llena de harina y huevo. En ese momento, vio a su papá de pie en la puerta. Dos grandes lágrimas se asomaron a sus ojos. Él solo quería hacer algo bueno, pero en realidad había causado un gran desastre.

Estaba seguro de que su papá lo iba a regañar y muy posiblemente, castigarlo. Pero su papá sólo lo miraba en medio de aquel desorden. Entonces, caminando encima de todo aquello, tomó en sus brazos a su hijo que lloraba, y le dio un gran abrazo lleno de amor, sin importarle llenarse él mismo de harina y huevo.

"Así es como Dios nos trata. A veces tratamos de hacer las cosas bien, pero sin querer terminamos haciendo un desastre. Discutimos y peleamos en familia, insultamos a un amigo, hacemos mal nuestras obligaciones, y desordenamos nuestra vida.

Otras veces, sólo podemos llorar, porque ya no sabemos qué más hacer.

Entonces, es cuando Dios nos toma en sus brazos, nos perdona y nos demuestra que nos ama, sin importarle que pueda ensuciarse con nuestra suciedad. Pero por el simple hecho de habernos equivocado, no debemos dejar de "preparar pancakes" para Dios o para alguien especial.

Tarde o temprano lo lograremos y Dios estará orgulloso de nosotros, porque no nos dimos por vencidos."

Dios no ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Salmos 103:10.

jueves, 26 de junio de 2008

En las Olimpiadas


En una ocasión en la carrera de los 100 mts con obstáculo de las olimpiadas de 1980, salieron los 8 competidores.

El número 5 tiro el primer obstáculo, luego el segundo y el tercero; su desesperación fue tanta que no pudo saltar totalmente el cuarto y tropezando y cayendo pesadamente. Desde el suelo vio a los demás alejarse, sin embargo se puso en pie y continuó la carrera; se dio cuenta de que su rodilla sangraba y que su pierna no tenía la fuerza necesaria por el golpe, pero aun continuó; tropezando mas adelante con otro obstáculo y cayendo nuevamente.

En ese punto ya los otros competidores habían pasado la meta y los que estaban alrededor de la pista le decían que saliera de la pista pues estaba sangrando y de todas formas ya no iba a ganar la carrera, pero este atleta no les hizo caso, se levantó y siguió adelante, su objetivo era llegar a la meta, y lo iba a lograr sin importar lo que pasara. La gente en las graderías estaba atónita al ver la persistencia de aquel hombre.

Finalmente llegó al final de la pista, en ese momento todo el estadio olímpico se puso en pies, y estalló en una ovación al hombre que había demostrado que era lo mas importante en una carrera: ¡Perseverar hasta el final sin importar los tropiezos!

En esta vida, mis amigos, sentimos muchas veces que hemos caído demasiadas veces y que ya no podemos mas, pues pensamos que la carrera está perdida. Nunca estás tan abajo que Dios no te pueda levantar, ni tan lejos que Dios no te pueda alcanzar. ¡Sigue! Sigue hasta el final… Que ahí estará tu creador con los brazos abiertos… Aplaudiendo tu perseverancia y confianza en El, y dispuesto a entregarte tu corona de vencedor… ¡Sigue hasta la meta!

Isaías.26:3 “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera; porque en Ti ha confiado”

¿No te lo he ordenado yo? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque el SEÑOR tu Dios estará contigo dondequiera que vayas. Josúe 1:9.

Habacuc 3:17 al 19 “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos; aunque mienta la obra de la oliva, y los labrados no me den ni para mantenerme. Aunque las ovejas sean quitadas de la majada y no haya vacas en los corrales; con todo eso yo me alegraré en el Señor y me gozaré en el Dios de mi salvación. El Señor es mi fortaleza… y me hará andar sobre alturas”.

miércoles, 25 de junio de 2008

El Ladrillazo


Un joven y exitoso ejecutivo paseaba a toda velocidad en su auto Jaguar último modelo, con precaución de no toparse con un chico cruzando la calle sin mirar, y al bajar la velocidad; sintió un estruendoso golpe en la puerta, y al bajarse vio que un ladrillo le había estropeado la pintura, carrocería y vidrio de la puerta de su lujoso auto.

Trancó los frenos, dio un brusco giro de 180 grados; y regresó a toda velocidad a donde vio salir el ladrillo que acababa de desgraciar lo hermoso que lucía su exótico auto.

Salió del auto de un brinco y agarró por los brazos a un chiquillo, y empujándolo hacia un auto estacionado; le gritó a toda voz: ¿Qué rayos fue eso?

¿Quién eres tu? ¿Qué crees que haces con mi auto? Y enfurecido casi botando humo, continuó gritándole al chiquillo: !Es un auto nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a costarte caro! ¿Por qué hiciste eso?

“Por favor, Señor, por favor. Lo siento mucho! no sé que hacer”, suplicó el chiquillo.” Le lancé el ladrillo porque nadie se detenía, lágrimas bajaban por sus mejillas hasta el suelo, mientras señalaba hacia alrededor del auto estacionado.

“Es mi hermano”, le dijo. Se descarriló su sillón de ruedas y se cayó al suelo y no puedo levantarlo”. Sollozando, el chiquillo le preguntó al ejecutivo: ¿Puede usted, por favor; ayudarme a sentarlo en su silla? Está golpeado, y pesa mucho para mí solito”. Soy pequeño.

Visiblemente impactado por las palabras del chiquillo, el ejecutivo tragó grueso el taco que se le formó en su garganta.

Indescriptiblemente emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo y lo sentó en su silla nuevamente sacando su pañuelo de seda para limpiar un poco las cortaduras y el sucio de sobre las heridas del hermano de aquel chiquillo especial. Luego de verificar que se encontraba bien, miró; y el chiquillo le dio las gracias con una sonrisa que no tiene posibilidad de describir nadie… “DIOS lo bendiga, señor…y muchas gracias” le dijo.

El hombre vio como se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano, hasta llegar a su humilde casita.

El ejecutivo no reparó la puerta del auto, manteniendo la hendidura que le hizo el ladrillazo; para recordarle el no ir por la vida tan de prisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que preste atención.

DIOS nos susurra en el alma y en el corazón a través de su Espíritu Santo.
Hay veces que tiene que lanzarnos un ladrillo a ver si le prestamos atención.

Escoge: Escucha el susurro… o el ladrillazo.

martes, 24 de junio de 2008

¿Por qué la gente se grita?


Un día un sabio preguntó a sus discípulos lo siguiente: ¿Por qué la gente se grita cuando están enojados?

Los hombres pensaron unos momentos: Porque perdemos la calma - dijo uno - por eso gritamos.

Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? preguntó una vez más ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?
Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al maestro.

Finalmente él explicó: Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno al otro a través de esa gran distancia.

Luego preguntó: ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, ¿por qué? Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.

Continuó: Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan cerca están dos personas cuando se aman.

Luego el sabio concluyó: Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.

Proverbios 15:1 “La respuesta suave quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.

Tomado de: http://www.renuevodeplenitud.com/

lunes, 23 de junio de 2008

Avaricia


Un administrador de las granjas de la provincia de Languedoc, había acumulado, en el año 1762, una inmensa fortuna explotando a los pobres granjeros. Requerido por el Gobierno para pagar cierto impuesto dio excusa de pobreza; pero temeroso de que, denunciado por aquellos de quienes había abusado se hiciese un registro en su casa construyó un profundo compartimiento subterráneo al que bajaba por una escalera secreta.

Algún tiempo después se halló que el Sr. Fosque, había desaparecido. Se le buscó por todas partes en vano. Al cabo de algunos meses, su casa fue vendida y trabajando en la reparación de la misma, fue descubierta la puerta secreta del subterráneo con la llave en la parte de afuera. El nuevo dueño de la casa la abrió y allí fue hallado el cadáver del antiguo administrador con un candil en la mano.

Tan profundamente había ido a enterrar sus tesoros que cuando la puerta se cerró accidentalmente no pudo hacer oír su voz. Y allí murió, miserablemente el avaro, en medio de su mal adquirida riqueza, sin que pudiera serle de utilidad alguna.

Salmos 119:36 Inclina mi corazón a tus testimonios, Y no a la avaricia.

Proverbios 28:16 El príncipe falto de entendimiento multiplicará la extorsión; Mas el que aborrece la avaricia prolongará sus días.

Éxodo 18:21 Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez.

Tomado de: http://www.renuevodeplenitud.com/

El Sargento


Durante la Guerra de la Independencia, de América del Norte, el sargento de una pequeña compañía de soldados estaba dando órdenes a sus subordinados para transportar una viga muy pesada que estaban tratando de transportar, para completar algunos trabajos militares que en aquel punto debían componerse.

El peso era casi superior a sus fuerzas, y la voz del sargento se oía a menudo gritando:

-¡Alcen!, ¡alcen!, ahí va, otra vez ¡alcen! ¿que les pasa? ¿no desayunaron hoy? ¡vamos con fuerza! ¡alcen!

Un caballero sin uniforme militar, pasaba por allí y preguntó al que mandaba, ¿porqué usted mismo no les ayuda un poquito?

Este atónito y volviéndose con toda la majestad de un emperador hacia el caballero dijo:

- Señor, yo soy un sargento.

-¿De veras que lo es usted? - replicó el desconocido -, yo no sabía esto.

Y quitándose el sombrero le hizo un saludo, diciendo: -Perdone usted, señor sargento.

Y diciendo esto desmontó y empezó a ayudar a los soldados en su pesada tarea hasta que las gotas de sudor corrían por su frente, y cuando la viga fue por fin levantada, se dirigió hacia el gran hombre y le dijo: - Señor sargento, cuando usted vuelva a tener un trabajo como éste y no tenga suficientes hombres, mande por su general, y yo vendré con mucho gusto y le ayudaré en una segunda ocasión.

El sargento se quedó desconcertado y como el que ve visiones cuando por esas palabras se dio cuenta que el oficial que le había dado esta lección era el mismo Washington general en jefe del ejército americano.

Mateo 20:25-27 25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. 26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;

Filipenses 2:3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;

¿Cómo Empiezan Las Guerras?


Un niño preguntó a su papá: -Papá, ¿cómo empiezan las guerras?

El padre, por no decir que no lo sabía, contestó:-Bueno, pues… verás. Tomemos como ejemplo la Primera Guerra Mundial. Todo empezó porque Alemania invadió Bélgica.

Aquí le interrumpió su esposa:-Di la verdad. Empezó porque alguien mató a un príncipe.

El padre, con aire de superioridad, gritó:-Bueno, aquí, ¿quién contesta la pregunta, tú o yo?

La esposa se lo quedó mirando y con aires de reina ofendida, salió dando un portazo que hizo temblar los cristales de toda la casa. Siguió un silencio embarazoso, después de lo cual el padre reanudó el relato. Pero el muchacho le cortó, diciendo:

-No te molestes, papá; ahora ya sé cómo empiezan las guerras.

“Soportándoos los unos a los otros, y perdonándoos los unos a los otros si alguno tuviere queja del otro: de la manera que Cristo os perdonó …”.